Audio de la Facultad

lunes, 8 de abril de 2013

La inundacion por "El pibe trosko"

De la tragedia a la culpa y de la culpa a la solidaridad.

Es un gesto hermoso, no te lo voy a negar. Que dones la bufanda que te tejió tu abuela hace 10 años porque ya no la usás más, es un gesto hermoso. No te lo voy a negar. En esta semana que pasó hubo un valor que se destacó por sobre los demás: la solidaridad. 
A saber: Un temporal sin precedentes arrasó con la Ciudad de La Plata y con algunos barrios de la Capital Federal y el Conurbano. Un licuado de falta de previsión, obras inconclusas y una tormenta incontrolable. Algunas cosas pudieron haberse evitado, otras no. Llegada la tragedia, apareció la culpa. Yo, desde mi living en un 9no piso, siento una profunda pena por aquellos que lo perdieron todo. Puta madre, cuánta pena siento. Pena y culpa, porque nunca hice nada para que esos pibes no sufran lo que están sufriendo. Pero, oh dios mío, ¿qué puedo hacer para que esta culpa deje de atormentarme? Ma’ si, yo dono el buzo horrible que me regaló mi mamá cuando cumplí 15. Seguro que alguien lo va a necesitar. Qué buen tipo que soy, si hasta doné un buzo de marca. De a poco se me va la culpa. Es una maravilla sentirse así. Fijate cómo cambiarán las cosas, que hace una semana los pobres eran inmundos piqueteros y ladrones y hoy son personas a las que debo ayudar ¿Cuánto falta para que volvamos a criminalizarlos? Qué cosa ser pobre, hasta que no tenés 2 metros de agua en tu casa no te ayuda nadie. Pero bueno, llegaron los 2 metros de agua, así que voy a donar ese par de zapatillas que no pude usar nunca porque no logro combinarlas. ¿Sirve donar? Sí, sirve. ¿Alcanza? No, no alcanza.
Puede que ir una vez por año al Garraham a donar un muñeco para navidad te ayude a sentirte mejor persona, pero nada cambiará realmente. Igual, ojo, elogio tu gesto de entregar esos peluches que usaba tu hija cuando nació, sin esperar nada a cambio.
La verdadera transformación, pequeño saltamontes, llegará de la mano de la política. O no llegará. Y aquí es dónde nos vamos a pelear todos. Porque cuando aparece una bandera política, la solidaridad hermosa deja de ser impoluta y pasa a ser interesada, clientelar, corrupta. Las ONG son lindas, los partidos políticos son feos. ¿A quién le podrá interesar instalar ese discurso? Puta madre, no se me ocurre. Pienso y pienso y no logro dilucidar quiénes son los que están detrás del discurso que sostiene que la política es fea, sucia, ladrona. Muchos pibes ayudaron esta semana. Algunos sin banderas políticas, otros con. Algunos bajo el ala de una ONG, otros bajo el ala del Partido Socialista, el Frente Para la Victoria o la UCR (Para los más chicos que quizás no sepan, la UCR es un partido político muy antiguo, con gran tradición. En fin, otro día les cuento). La cuestión es que los pibes que se acercaron con ropa a la Catedral, probablemente la semana que viene o la otra se hayan olvidado de lo sucedido. Y los militantes, que seguirán siendo demonizados, van a continuar trabajando. Sin aparecer en los medios, es verdad, hasta que suceda una nueva tragedia que conduzca a los culposos a donar cosas, para que la tele los muestre como héroes, mientras que los militantes serán ladrones.
Esto, siempre será así. Porque la política es sucia y la participación desinteresada es bella. Y aunque Juan Carr merezca todo mi respeto, no serán las ONG las que transformen a la sociedad, sino la política.
Igual, que dones la bufanda que te tejió tu abuela es un gesto hermoso, no te lo voy a negar.

Escrito por: "El pibe trosko" en facebook https://www.facebook.com/Pibetrosko



No hay comentarios:

Publicar un comentario