Audio de la Facultad

martes, 30 de agosto de 2011

Un mate y un amor...

de Lalo Mir en el programa 'Lalo Bla Bla' Radio Mitre (ARGENTINA)




El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca.
Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed.
Es más bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda: '¿unos mates?'.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.
Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde:'Como tomes vos'.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.
La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad. No es porque sí.
El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. Es querible la compañia.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!'.
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

viernes, 19 de agosto de 2011

Video sobre la nota inferior

En este video se puede observar a un grupo de policias que golpean a una adolescente, a un chico y a un periodista, el cual creo la nota que se encuentra debajo de este video. Si observan en el video se pueden ver los flashes del fotografo que corresponden a las fotos que el publica en su nota.

Solo por informar

Sólo por informar


Vuelvo en el metro camino a casa. Hace diez minutos estaba en la calle Atocha tirado en el suelo recibiendo porrazos, puñetazos y patadas por parte de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. ¿Por insultar? ¿Por provocar? ¿Por arrojar objetos? Pues no. Solo por fotografiar una agresión policial a una chica que cometió el delito de pasar por allí y no llevar mochila del JMJ.


 

Tras la carga policial en la Calle Carretas, hubo una aparente calma. Vi a un grupo de 15 integrantes de las FCSE dirigirse por la calle Atocha en dirección a la parada de metro de Antón Martín. Un grupo de personas entre las que había peregrinos e integrantes de la concentración laica de Sol bajaba por la acera contraria. Decidí seguir la “expedición”. De entre el grupo se oyeron algunos insultos dirigidos a los policías. De repente, la policía cortó la calle. Interrumpieron el tráfico y crearon  una barrera que impedía el paso. Iba a la altura de ellos y tras identificarme como fotógrafo me ordenaron situarme detrás de ellos.
Comenzaron a filtrar a la gente que podía pasar en función de la mochila que llevaban. La primera chica que no llevaba mochila de la JMJ fue inmediatamente identificada como la que les había insultado. Había más gente, pero él (en todo momento fue la persona que estaba al mando quién llevó la voz y mano cantante en las palizas) necesitaba su dosis de hostias. Primero fue un tortazo, después un porrazo tras otro. En ese momento comencé a hacer fotos, 2 exactamente. El flash me delató, y dirigió todas sus energías hacia mí. “La cámara, dame la puta cámara” fue lo que escuché inmediatamente antes del primer porrazo.


Los otros dos chicos agredidos y junto a ellos nuestro amigo común


No entendía nada. Solo estaba haciendo fotos y más cuando previamente me había identificado como fotógrafo y me habían indicado el lugar en el que podía estar, que en ningún momento abandoné. Solo acertaba a preguntar “¿Por qué?” y proteger la cámara. En ese momento recibí varias patadas y puñetazos, culminados por otra ronda de porrazos. “La cámara, que me des la puta cámara te he dicho”.
Ví que tenía mucho que perder. Estaba solo y sin testigos (o eso creía yo), usando mi propio equipo. No creía que las fotos que había hecho compensaran poner en riesgo la cámara y los objetivos. En ese momento comencé a decirle que le daba la cámara pero que pararan. Parece que estas palabras calmaron su ira hacia mí y volvió a dirigirse a la chica. Un compañero suyo comenzó a gritarme que me fuera, me levanté e intenté salir corriendo. Iba con la cabeza agachada y topé con otro policía. Me ordenó quedarme en el suelo y le dije lo que me acababa de decir su colega.
Pero vino lo peor. Un porrazo en la nuca que me paralizó por completo durante unos segundos. De pronto dejé de sentir que tenía un cuerpo y me desplomé. Caí al suelo de una pieza. Ahí supe qué es el miedo. No sentía mi cuerpo, daba órdenes a mis brazos para sujetar la cámara pero eran inútiles. Desde el suelo seguía viendo como me miraba un policía. Se me nubló la vista y perdí la conciencia durante un par de segundos. Cuando la recobré, el jefe había ordenado retirada. El policía que me miraba se estaba yendo cuando vió un objeto en el suelo “¿De quién es esta funda?”. “Mía” conseguí decir, a lo que el respondió tirándomela a la cara. Supongo que después de como me habían tratado, agacharse y dejarla al lado de quién habían estado apaleando era demasiado…
Y ahí me dejaron. Tirado en el suelo después de la paliza por hacer dos fotografías. Rápidamente se acercaron dos hombres. Me ayudaron a incorporarme y me preguntaban como estaba. Yo solo pensaba en salir de allí, era lo primero. No me sentía seguro en la calle, en nuestra calle. Temía que volvieran y sabía que esta vez sería peor. Comenzaron a calmarme asegurándome que ya se habían ido, pero en mi estado era incapaz de creerles. Pero lo consiguieron. Nos refugiamos en una calleja, donde poco a poco comenzamos a hablar tranquilamente. Uno de ellos me dijo que había estado grabando todo el tiempo. Afortunadamente no lo vieron, sufre problemas de espalda y si lo hubieran visto habría recibido lo mismo que yo pero las consecuencias habrían sido mucho más graves.
Gracias a ellos volví a pensar friamente. Me acordé de la chica a la que habían abofeteado y en el chico que intentaba protegerla. Recordé toda la escena y cómo había sucedido. No era capaz de comprender lo que había pasado, creía que en un estado “moderno” como el nuestro no pasaban estas cosas. Que no se apaleaba a la prensa por hacer fotografías. Que no se dejaba a su suerte a una persona en la calle tras haberle propinado un porrazo en la nuca que hizo que se desplomara. Creía…Ingenuo.
Ahora te hablo a tí, señor policía con agentes a su cargo y con la mano ligerita. Has intentado callarme, evitar que hiciera el trabajo que amo, el que me permite denunciar abusos como los tuyos. Has intentado coartar mi libertad de expresión. Has intentado que borrara las fotografías que probaban tu brutalidad. Has intentado quitarme mi herramienta de trabajo a base de porrazos. A pesar de todas estas ilegalidades manifiestas, ¿sabes qué, amigo de las FCSE?. No te guardo rencor más allá del dolor físico. Solo lo has intentado, no lo has conseguido ni lo conseguirás. Al revés, me has dado alas. Alas para confirmar que es esto lo que he querido hacer durante toda mi vida. Alas que me permitirán seguir denunciando injusticias como las que perpretas bajo tu placa…ah, no que no tenías. Ha sido la primera paliza que recibo por informar y me temo que no será la última. Creeme cuando te digo que la olvidaré. Me has bautizado, y en esta confesión no apostata ni Dios.
PD: Todo este relato puede ser corroborado por un video (que subiré en cuanto me lo ceda su autor), relatos de testigos y marcas en mi cuerpo.
PD2: Infinitas gracias a Carlos y al otro hombre (lo siento pero no recuerdo tu nombre…) por ayudarme, por cuidar de mí cuando lo necesitaba. Gracias.

Texto e imagenes extraidas de: http://danielnuevo.com/blog/solo-por-informar/ (blog del autor de las fotos y victima de la agresion policial en el video)

viernes, 12 de agosto de 2011

DESMEMORIA




"A cierta hora, un bisabuelo encuentra a su bisnieto. El bisabuelo está completamente chocho (sus pensamientos son del color del agua) y sonríe con la misma beatífica sonrisa de su bisnieto recién nacido. El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía. El bisnieto es feliz porque no tiene, todavía, ninguna memoria. He aquí, pienso, la felicidad perfecta. Yo no la quiero".

EDUARDO GALEANO

jueves, 11 de agosto de 2011

Sol de noche



EDUARDO ALIVERTI, PABLO MILSTEIN Y NORBERTO LUDIN HABLAN DE "SOL DE NOCHE", UN DOCUMENTAL ESTREMECEDOR

La historia del pueblo en que secuestraron a 400 personas juntas

El film empieza con la historia de Olga y Luis. El era médico, y siendo intendente de Ledesma, Jujuy, fue detenido y desaparecido. Desde entonces, su esposa pelea sola en busca de justicia. Pero en su desarrollo es clave la reconstrucción de "La noche del apagón", en que los militares se chuparon a la mitad de la población.


La relación entre el doctor Luis Arédez y el pueblo Libertador General San Martín de Jujuy -más conocido por sus habitantes como Ledesma, ya que allí está instalado el famoso ingenio azucarero- comenzó en 1958. Ese año, Arédez se trasladó allí desde Tucumán, su tierra natal, junto a su esposa Olga Márquez de Arédez. Logró ser un reconocido médico de la obra social del Sindicato de Obreros del Azúcar y el Papel del ingenio Ledesma. De su afectuosa relación con el pueblo saltó a la intendencia en 1973 y permaneció en el cargo hasta el 24 de marzo de 1976, cuando se produjo el golpe de Estado más sanguinario de la Argentina.

Ese día un grupo de policías y gendarmes lo detuvo y lo cargó en una camioneta del ingenio que era conducida por un chofer de la empresa y paciente suyo.
Mientras Arédez estaba detenido, otro hecho traumático sacudió al pueblo jujeño. El 27 de julio del '76 se produjo "la noche del apagón". Esa noche cortaron el suministro eléctrico de la zona y los militares, en medio de la oscuridad, secuestraron a unas 400 personas de Libertador General San Martín y Calilegua, que fueron llevadas a centros clandestinos de detención, nuevamente en vehículos de la empresa Ledesma. Treinta de los detenidos permanecen desaparecidos en la actualidad. El calvario de Arédez continuó después de su detención en el '76. Luego de estar encarcelado un tiempo en La Plata, fue liberado el 5 de marzo de 1977.

Volvió a Ledesma a ejercer nuevamente su profesión de médico hasta que el 13 de mayo de ese mismo año volvieron a secuestrarlo. Desde entonces permanece desaparecido. Su esposa Olga da vueltas sola por la plaza de Ledesma todos los jueves y es, en la actualidad, la única familiar de desaparecidos que sigue luchando en ese pueblo.

En base a estos hechos y haciendo hincapié en la figura emblemática de Olga, los directores Pablo Milstein y Norberto Ludin realizaron el documental Sol de noche. La historia de Olga y Luis que tiene producción ejecutiva de Eduardo Aliverti, encargado también de la voz en off del film. El trío es el mismo que realizó Malajunta, una película estrenada en 1996, a veinte años del golpe, que refleja el horror desatado por la última dictadura militar. La producción de Sol de noche... es de La Azotea y los productores contaron con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad, del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Escuela de radio ETER.
Sol de noche se estrenará el año próximo. Mientras tanto, circulará por una numerosa cantidad de festivales: Semana Internacional de Cine de Valladolid, Festival Internacional de Cine Ajijic (México), Festival del Cinema Latinoamericano de Trieste (Italia) y el Festival de Cine Latinoamericano de Londres. Aliverti, Milstein y Ludin explicaron, en una entrevista con Página/12, detalles de esta historia.



-Hay 30 mil historias que pueden contarse. ¿Por qué se decidieron por la de Olga y Luis?

Eduardo Aliverti: -Hay tres ejes decisorios. Uno tiene que ver con el hecho de que por primera vez se imponía el desafío de tratar la relación dictadura-
terror económico desde una geografía del interior y, en particular, desde una geografía noroesteña. Y otra cosa que nos impactó mucho fue el hecho de que Olga da vueltas sola alrededor de la plaza hace tantos años. Nos parece una categoría simbólica formidable. Y, por otro lado, el desconocimiento que hay sobre esta historia a nivel nacional, más allá de las marchas que se hacen por el aniversario de "La noche del apagón". En líneas generales es una historia muy fuerte en dos planos: en la soledad de Olga y en la relación poder económico-dictadura, una alianza tan clara. Un pueblo apagado a partir de una sociedad de los militares y el terratentismo azucarero.

-Algo impactante en la película es el recuerdo cariñoso que los vecinos de Ledesma tienen por Luis Arédez cuando fue intendente del pueblo. Como contracara, en la actualidad prevalece el "que se vayan todos". ¿Están narrando un hecho sucedido a años luz de distancia?

E.A.: -No, porque creo que lo que tiene que ver con la política en Jujuy y con la problemática del terror sigue vigente.

Norberto Ludin: -También en Ledesma, al igual que en los pueblos chicos del interior, lo que sucedió es que una vez que terminó la dictadura los personajes nefastos que hicieron estos actos siguieron circulando y hoy se los ve.
Entonces, el final de la dictadura en un pueblo como Ledesma es un hecho relativo. A nosotros nos pasó con un chofer de una camioneta que pudimos contratar para el rodaje. Cuando fuimos a hacer una entrevista con una de las mujeres que fue detenida durante el apagón nos dijo: "El chofer ese que los está llevando era uno de los que manejaba los camiones del ingenio". O sea que nuestro chofer de filmación era uno de los que participaron de la represión.

E.A.: -En Ledesma, al terror se le suma la desocupación. En 1976 había 12 mil empleados y ahora hay 3000. Es una desocupación pavorosa con gente que, de algún modo, sigue dependiendo del ingenio como capital golondrina para la zafra y nada más. O sea, es un terror instalado muy profundo. Yo subrayo lo que dijo Norberto: es absolutamente relativo hablar del final de la dictadura en Ledesma.

Pablo Milstein: -La participación de la gente es bastante relativa porque en la marcha por "La noche del apagón" que se hace todos los años las personas del lugar que van son muy pocas. O sea, casi todos los que van son del interior o de Capital. Nos comentó Olga que la marcha que se hizo el jueves 25 de julio fue la primera vez que la gente del pueblo salió junto con ella para marchar.
Por primera vez el miedo desaparece porque está el temor de la gente a no salir en función de que el dueño del pueblo es el ingenio Ledesma. Ese día se pasó nuestro film en la plaza del pueblo y fue muchísima gente del lugar, que se sentó para verla.

N.L.: -Olga nos contaba que después de la proyección, hubo una repercusión importante cuando los habitantes escucharon los testimonios.

-Cuesta imaginarse un funcionario como Arédez en la actualidad...

E.A.: -Tiene un componente político interesante porque estamos hablando del gobierno camporista y Arédez era radical. Este es otro ingrediente que no se debe dejar de tener en cuenta. Si uno lo mira ahora retrospectivamente, imaginar un intendente radical de un pueblo alejado con esas características combativas frente a semejante monstruosidad de poder, casi que afecta al sentido común pensarlo. Uno tiene que situarse en los '70 para entender que alguien se haya animado a hacer algo así.

N.L.: -Y aparte haber podido acceder a la intendencia con el apoyo de los obreros y el sindicato. Que un tipo radical acceda a la intendencia con el apoyo de los obreros en la década del 70 es una cosa irrepetible. Y además de todo era médico, no era un político. Y médico de los obreros. O sea, un hombre en contacto directo con la gente. Además, que él no haya hecho campaña es algo también para marcar. A él lo fueron a buscar porque lo veían como una figura posible de cambio.

-Hay un testimonio escalofriante: el cura del pueblo cuenta que durante la dictadura una madre lo fue a ver porque no encontraba a su hijo y él le contestó que el problema era que los chicos que desaparecían eran comunistas y no habían sido bien educados.

E.A.: -Cuando se entrevistó al cura nosotros teníamos la información de que no era precisamente un párroco progresista. Pero tampoco imaginábamos que podía ejercer semejante brutalidad verbal y menos a cara descubierta como lo hace en el medio de la capilla. A mí, en lo personal, no me sorprendió escuchar a un sacerdote decir eso en términos cualitativos porque todos sabemos cómo pensaba el sector más reaccionario de la Iglesia. Pero el cinismo con que lo dice, sí me impactó. Pero no se buscó específicamente que el cura dijese una cosa así y que, a partir de ahí, viniera colgado el "por algo será".

N.L.: -Nos iba sorprendiendo en el mismo rodaje de la entrevista. Recuerdo que nuestras miradas detrás de cámara eran increíbles. Estábamos escuchando algo que siempre se sospechó pero que nunca pudimos realmenteoír en boca de un tipo como ése. Alguien que tiene contacto con la gente del lugar, digamos. No es que está encerrado en una oficina y desde ahí habla. Es un párroco que hace décadas está ahí y conoce a todo el pueblo.

-La imagen de Olga caminando sola en la plaza del pueblo es muy fuerte. ¿Con eso buscaron captar, simbólicamente, que el silencio, aunque sea masivo, es más débil que el grito en soledad?

N.L.: -Mi posición con respecto a eso es que rescato más la figura de Olga que la figura de los que no están. Lo que a mí me impacta de la imagen y de la historia en general es la fuerza de Olga. O sea la capacidad que tiene para estar sola y quedarse sola en cada marcha. Eso para mí tiene más peso que los que no la acompañan.

-El film describe algo que pocas veces se cuenta: cómo algunos grupos empresarios no sólo adhirieron al plan económico de los militares sino que colaboraron con la desaparición de personas.

E.A.: -En el caso de la película eso está muy marcado. A nosotros nos atrapó porque también en este punto hubo como un generalizado silencio de radio periodístico. La relación poder económico-dictadura no estuvo abordada hasta ahora por la cinematografía argentina en el volumen que se merece. Este es un caso indesmentible porque los anteriores siempre se han prestado a polémica.
Acá no hay duda posible: fue con las camionetas del monopolio azucarero del lugar que el ejército se chupó a la gente.

N.L.: -Y además el caso concreto que sella la suerte de Luis es que siendo intendente logra impulsar un proyecto para cobrarle por primera vez impuestos al ingenio Ledesma. Eso lamentablemente marcó su destino.

-¿Intentaron acceder al ingenio Ledesma para registrar imágenes? ¿Tuvieron algún inconveniente con la empresa para la filmación?

P.M.: -Intentamos y nos sacaron. Nos echaron las dos veces que quisimos entrar para filmar. En los lotes y en los campos, a los quince minutos teníamos las camionetas con los guardias echándonos, preguntándonos qué hacíamos ahí.

-¿Y les dieron alguna explicación de por qué no podían estar ahí?

P.M.: -Sí, que era una propiedad privada.

N.L.: -En todo momento intentamos no mezclarnos, especialmente porque el 80 o
90 por ciento de la gente que vive allí trabaja para el ingenio.

-Sol de noche tiene un cuidado por la estética. ¿Es más difícil mantener el equilibrio entre contenido y estética en el documental que en la ficción?

P.M.: -Sí. Además nos costó unos cuantos años terminarla. La montamos, la desmontamos, probamos escenas, las sacamos, cortamos testimonios, cambiamos músicas. No fue un montaje más lineal que uno pudiera tener pensado antes de filmar, como sucede, en general, con la ficción. Uno cuando va a filmar ya sabe lo que quiere contar. Acá fue probar y sacar hasta que quedó como queríamos.

Palabras de Olga del Valle Márquez de Arédez

Después de ver esta película, la historia de Olga y Luis, quiero expresarles mi agradecimiento, a los realizadores de esta obra, por haber comprendido que las historias de nuestras luchas, no deben quedar en el olvido, que en mi caso sigo desde mi lugar de defensora de los Derechos Humanos en Ledesma, provincia de Jujuy, República Argentina, no terminará nunca, porque en mi país, se siguen violando estos derechos fundamentales de la gran mayoría de los argentinos.

Desde mi lugar, vengo desarrollando también, un fuerte compromiso en la mejor calidad de vida de nuestro pueblo, para ello, estoy abocada en una hermosa empresa, que es la ampliación del Dispensario "Dr. Luis Ramón Arédez", en un barrio muy carenciado de la ciudad de Libertador General San Martín. Mi objetivo es poder instalar un consultorio odontológico, porque la demanda para la atención de los habitantes de estos barrios es mucha, y nos encontramos con que la crisis, también llegó a la salud.



Es por eso que busco la provisión de elementos básicos -medicamentos, elementos de primeros auxilios y de odontología-, para arreglos primarios, para poder seguir con el funcionamiento de este Dispensario que tanta falta hace en este pueblo, donde vivo.

Invito a las personas que quieran colaborar con este proyecto, a visitarnos, comunicarnos y ver el uso que se le da a su ayuda.

Desde ya muchas gracias.

Olga del Valle Márquez de Arédez

vallemar71@hotmail.com

Queridos amigos, queremos compartir con ustedes la alegría de haber estrenado nuestra película.
Luego de la primera semana de proyecciones les contamos que tuvimos excelentes críticas y concurrencia de público. Hemos logrado el récord de espectadores en el cine Gaumont desde que se inauguró como sala del INCAA.
Agradecemos a todos los espectadores, e invitamos a quien todavía no la haya visto a acercarse a cualquiera de las cuatro salas en las que se proyecta Sol de Noche.
Muchísimas gracias y esperamos difundan este mail a sus amigos.
Norberto Ludin Pablo Milstein Director Director Cines Hoyts Abasto, Showcase Belgrano, Village Recoleta y Gaumont La Azotea producciones Presenta Sol de Noche La historia de Olga y Luis Porque hay historias truncas.
Porque hay historias plagadas de mentiras, historias silenciadas.
Y todas ellas esperan para ser contadas.
Cines Hoyts Abasto, Showcase Belgrano, Village Recoleta y Gaumont

Sol de Noche, la historia de Olga y Luis, el largometraje dirigido por Pablo Milstein y Norberto Ludin, y producido por el periodista, Eduardo Aliverti, se estrenó comercialmente en Buenos Aires el Jueves 21 de Agosto. Por primera vez el cine argentino relata un hecho ocurrido en el interior profundo del país durante la dictadura militar. El film cuenta la vida de Olga Arédez. Una mujer que cada jueves, sola, ronda la plaza del pueblo de Libertador Gral. San Martín (en la ciudad de Ledesma) reclamando por el destino de su esposo, médico del lugar.

El film es el único documental que la industria cinematográfica exhibiò en las salas jujeñas en este 2003.
Sol de noche fue presentada en Europa en diversos Festivales internacionales donde ha recibido importantes premios, por lo que llega a Jujuy precedida de un exitoso camino y con una crítica que le reconoce su valor histórico y testimonial y su aporte a la construcción de la memoria colectiva.
Premios y participación en Festivales El film ha sido premiado como mejor documental en el "Festival Internacional Tres Continentes del Documental" y en el "DOCUMEDH" (Festival Internacional de Documentales de Derechos Humanos). Además ha participado en los siguientes festivales internacionales: Semana de Valladolid (España), International Documentary Film Festival (Taiwán), Latino Film Festival (Los Ángeles, USA), International Film Festival (Ajijic, México), Festival de Cine de España y América Latina (Bruselas, Bélgica), Festival Latino de Cine (Trieste, Italia), Latin American Film Festival (Londres, Inglaterra), Global Vision Film Festival (Edmonton, Canadá), Festival Internacional de Cine (Montevideo, Uruguay), Festival Dei Diritti (Ferrara, Italia), Cinéma du Réel (Paris, Francia), ViewPoint Documentary Film Festival (Gent, Bélgica), Festival Internacional de Cine (Mar del Plata, Argentina), Zinebi (Bilbao, España), Festival Internacional de Cine Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España), One Word International Film Festival (Praga, Rep. Checa), Jornada Internacional de Cine y Video (Bahía, Brasil), 6th. Internacional Film Festival of the Americas (Texas, USA), 6° Festival de Málaga - Cine Español (España) y FIDOCS, Festival Internacional de Documentales de Santiago (Chile).

Texto superior extraido de: http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2003/2003sext/noticias16/20012-8.asp

Primera parte del documental:

martes, 2 de agosto de 2011

Agua

Cuando la vida está bajo la superficie

“Este mundo es totalmente interior. En el agua no se oye, no se ve, no se puede hablar con nadie.”


“A veces, uno quiere pedir que no todo sea ganar o perder”, dice Chen sobre los personajes que habitan su nuevo film.

Por Oscar Ranzani
Hace cuatro años, la cineasta argentina Verónica Chen sorprendió en la cartelera cinematográfica con su ópera prima Vagón fumador, una película cuya historia trazaba un retrato de la Buenos Aires nocturna a partir del encuentro entre un joven taxi boy y la cantante de un grupo de rock. Después de un estreno elogiado por la crítica, mañana comenzará a correr la cuenta regresiva de su nuevo desafío: en Agua es, además, guionista y coproductora junto al francés Denis Freyd, productor de los hermanos Dardenne. Precisamente la cuestión del desafío atraviesa –junto a otros temas– el hilo dramático de Agua, cuya trama tiene como protagonista al viejo campeón de natación Goyo (Rafael Ferro), que abandonó su carrera deportiva –y su mundo afectivo– después de una injusta acusación de doping en el Maratón Santa Fe-Coronda. Pero después de ocho años, Goyo decide volver a su pueblo y limpiar su nombre compitiendo nuevamente. Allí conocerá al Chino (Nicolás Mateo), un empedernido nadador de pileta que no logra clasificar para la selección nacional y con el que traba amistad. Desde ese momento, los afectos y el pasado de Goyo volverán a salir a la superficie, como su cuerpo del agua.
Chen concibió su nueva película a partir de dos imágenes que su mente conserva. Por un lado, la joven realizadora disfruta al manejar. “Entonces, tenía la imagen de la ruta y esa raya ancha y blanca que la conservo por un viaje a San Juan que hacía bastante seguido”, comenta en la entrevista con Página/12. “La otra –agrega– es la raya de la pileta. Cuando uno nada entrenando muchas horas, al final tiene una imagen congelada que es esta raya blanca o negra del fondo del piso de mosaico de la pileta. A partir de ahí, cada una desarrolla un personaje diferente. En el caso de la pileta era un nadador, y en el de la ruta era alguien que volvía después de ocho años y un pasado oscuro a recuperar sus afectos.” Chen señala que en el casting no era una condición el entrenamiento físico de los actores. “Rafael Ferro había practicado deportes, tiene estado físico y la noción de disciplina. Entonces, me despreocupé. Nico Mateo no sabía nadar, pero es un actorazo. Tiene una soltura y una plasticidad física natural.” Por eso lo eligió y Mateo se sometió, entonces, a un entrenamiento intensivo de tres meses.

–Dentro del agua desaparecen los conflictos del mundo exterior. ¿La idea de mostrar a esta gente acostumbrada a sumergirse y que sale a la superficie es también metafórica?
–Sí. Desaparecen los problemas del mundo exterior y aparecen otros problemas. Tienen mayor grado de interioridad. Lo que tienen en particular estos personajes es aquello que los diferencia de cualquiera que tiene una pasión o una actividad muy absorbente: este mundo es totalmente interior. En el agua no se oye, no se ve. Uno no puede hablar con nadie. Muchas horas de esto hacen que uno se enfrente con uno mismo. A veces, eso puede ser un infierno.

–¿Cómo buscó que funcionara ese concepto en la película?
–Por un lado, tratando de centrarme en esa subjetividad. No quería nada naturalista. Me documenté, pero no mostré esta documentación. Fue para crear un mundo propio. Yo quería usar el plano detalle o el primer plano. También quería hablar de este grado de exposición física de fragmentar el cuerpo. Eso era visualmente. Y jugué mucho en el sonido con este mundo interior. Sabía que es ahí donde se escapa, donde uno no controla. Porque uno puede cerrar los ojos y deja de ver si quiere negar algo. Pero uno no deja nunca de oír, no puede cerrar los oídos. Y este mundo interior se va filtrando.

–Reducir los diálogos al mínimo, ¿tenía que ver con transmitir una idea de aislamiento?
–Sí, pero estos son personajes naturalmente parcos: no hablan. Tal vez me interesan por eso también. Son austeros, secos. Así es como uno los ve que son en la vida real. Evidentemente, es un gusto particular mío contar con pocos diálogos. Me interesa la gente que habla poco.

–¿Por qué?
–Me gusta la gente que es en un punto misteriosa. No es que oculta, sino que uno puede ver una profundidad más claramente, y un pasado. Hay gente que lo verbaliza y que lo expone más. Tal vez, a mí me gusta la gente que le cueste mostrarse.

–Algo que se desprende de la película es que, al igual que en otras competencias, la intolerancia al fracaso es muy fuerte.
–O también la sensación de injusticia. Se comete una injusticia con Goyo, se lo acusa de algo que no había hecho. Pero al escaparse y abandonar a todo el mundo, por más que el mundo es injusto con Goyo, él repite una injusticia. Ese es su punto de oscuridad. Por eso yo no quería que fuera simple. El fue injustamente acusado, pero también es injusto con los demás. Es un personaje en algún punto soberbio. Hay algo que pasa con él y con cualquiera que tiene una actividad y una pasión muy fuerte: esa pasión no te deja ver a los costados. Vos seguís para adelante y no importa qué pase. A mí me pasa mucho con el cine y le pasa a cualquiera que quiere sacar algo adelante y que es lo que más quiere en el mundo, y que no tiene que ver con el dinero ni con una cuestión material. Pero, a veces, eso hace que uno lastime también.

–En su película también subyace una crítica al salvajismo y a la ferocidad que muchas veces implican las competencias.
–Al mundo competitivo o al mundo en sí, y como yo veo la realidad, que es casi como una carrera de caballos. Lo vivimos de una manera feroz. Es casi un grito más que una crítica. A veces, uno tiene ganas de pedir que no todo sea ganar o perder. Y sobre todo que ese ganar o perder no se defina en un día, en una hora o por dos segundos. Eso es un poquito lo que se plantea en un momento de la película entre los dos personajes, que también representan a dos mundos de una actividad: para uno, en el mundo de la pileta lo único que importa es la velocidad. Y desde el otro lado, lo que importa es la resistencia. Hay una dualidad entre ellos.

–¿Por qué no hay música?
–No había música que pudiera imaginar. Me imaginaba sonidos fragmentados. Esta construcción del mundo es así. Uno saca la cabeza del agua y escucha, la vuelve a sumergir y no escucha. Entonces, escucha otras cosas que son melodías, frases, una construcción propia. Quería reflejar esto. Y aun cuando los personajes hablan entre sí en el mundo cotidiano de la tierra, esto sigue pasando. Entonces, para mí no había música posible, a menos que surgiera de algún elemento propio de la filmación como la tele o la radio prendidas. Estos personajes son de algún modo autistas. Una música era una influencia de afuera de este mundo.

Extraido de: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-3858-2006-09-20.html

Sinopsis:

Goyo (Rafael Ferro), antiguo campeón de natación en aguas abiertas, abandona su carrera y sus sueños para refugiarse en el desierto tras una injusta acusación de doping en el maratón de Santa Fe-Coronda, que consiste en cruzar a nado 57 kilómetros del río Paraná. Ocho años más tarde, Goyo regresa a la ciudad de Santa Fe. La maratón vuelve a realizarse y busca recuperar su título y limpiar su nombre. Goyo se cruza con Chino (Nicolás Mateo), un disciplinado y terco nadador de piscina, que intenta tenazmente clasificarse para la selección nacional.

Trailer de la pelicula "AGUA"




lunes, 1 de agosto de 2011

La rabia

IMPORTANTE EN ESTE ANALISIS SE DEVELAN PARTES IMPORTANTES DE LA PELICULA. LA MISMA CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITO Y MUERTES "NATURALES" DE ANIMALES


La Rabia

por Iván Pinto


"La Rabia" transcurre en el campo, y podría entenderse como una reapropiación crítica del género de narración rural de tinte político de los 60´s, pero insertándose de lleno en el ámbito de una cierta violencia doméstica.

Por una parte, está el Padre severo, su esposa y la hija muda de 6 años que se comunica con chillidos de vez en cuando. Por otra, en la casa vecina, está Pichón, el amante de la esposa de Padre, y al hijo Ladeado, de unos 10 años, amigo de la hija muda, obligado a trabajar en tareas de campo desde que era muy chico.

Ambos niños le sirven a Carri para exponer una de las principales críticas que hará desde el film y de alguna forma son el objeto discursivo para la narración: por un lado ambos son niños expuestos y sometidos a la sexualidad (el peligro de la violación/ser violado/violar, presente durante todo el film como atmósfera tensa). Otra crñitica tiene relación con el deber, al trabajo, a la obediencia. Ambos forman parte de un régimen doméstico donde él tendrá que llegar a ser el sujeto productivo del campo, y ella aprender a ser “una buena mujer”, atenta a las necesidades del hombre, esposo o padre.

La madre, por su parte, es ambigua: por un lado, es una mujer que debe cumplir frente al Padre severo, pero por a su vez, lo enfrenta y lo engaña con Pichón, con quien posee una relación sexual casi animal.

Con estos polos, Carri entra de lleno a una zona no abordada por el discurso de izquierda sesentista que siempre tendió a idealizar las figuras del campo, ya sea bajo la forma del paisaje contemplativo, el retrato social y el sujeto de la lucha de clases.

Carri entra desde otro costado: el paisaje es amenaza, esconde secretos; el retrato social es tamizado por la sombra del secreto (donde el mito cumple la función de normar, regular, someter), y la identidad (”política”) se juega en la zona de lo doméstico, no en la lucha de clases.

El contraste de este relato, podríamos encontrarlo en el cine político de los 60´s donde el conflicto recorre el ámbito de la necesidad material, y la violencia de poder es ejercida desde el Patrón hacia el trabajador.

Al entrar en la zona de lo doméstico, Carri sigue en la línea crítica y transversal al discurso generacional que la precede (Los rubios, de alguna forma, también apuntaba a eso), profundizando en su sistema de representación, abarcándolo y negándolo (la inserción de las animaciones abstractas es un gesto en ese sentido, entrando a zonas de abstracción pura, así también la entrada de guitarras rockeras, que violentan el carácter criollista del retrato, asumiendo el cine como intervención en un aquí y un ahora), centrándose en los límites y exclusiones de ese discurso.



Lo primero que llama la atención en la cinta tiene que ver con cuestiones de género: el cuerpo de la niña, es siempre, un cuerpo en disputa y en constante exposición. Aparece desnudo en una de las primeras escenas, mientras observa a su madre teniendo sexo con Pichón. Además el Padre le enseña que no debe desnudarse en el espacio público, por que hay una historia de un fantasma que “se come” a las niñas cuando se desnudan [1] . Por otro lado los niños como sujetos, también que quedan fuera del protagonismo, ya que desde la figura del Padre y la Madre, deben ser siempre educados, castigados y corregidos.

Finalmente hay otra cuestión que recorre transversalmente de cabo a rabo la película, y es la cuestión animal, la animalidad, podríamos decir. Perros, ovejas, comadrejas, cerdos: Carri filma una matanza de cerdo en primer plano, la comadreja (amenazante y bella a la vez) sale a cazar gallinas, pero es a su vez enjaulada (Ladeado la encierra, pero la cuida, dejando en claro que de alguna forma, los niños son quienes podrían acceder a esa zona animal de una forma menos mediada, un erotismo si no puro, más directo, corporal, carnal), los perros son sacrificados y culpados por matar ovejas; etc, de frente y sin crispamiento, Carri parece apuntar a “algo”, en esta zona, quizás un espacio vedado y a su vez accesible, y no tomado en cuenta, una cierta economía libidinal en la cual lo animal es un factor que, al igual- y a diferencia- que las mujeres y los niños, debe ser tomado en cuenta. Quizás es aquí donde Carri logra emocionar de una forma extraña, incómoda, no humana (ni humanista, por cierto) al exacerbar la causa hasta límites de imaginable (Donna Haraway, ha escrito sobre “la política de los monstruos”).

En fin, en una curva final con disparos (¿sería la rabia y su técnica violenta, una forma de aparición de lo negado, lo prohibido, lo animal?), una creciente monstruosidad y abstracción (en las animaciones, en la extraña comadreja), y un plano general de la mujer y la niña caminando de la mano bajo un sol que no ilumina y un pastizal amarillo, no dejan mucha oportunidad; se trata, claro, de mujeres de luto, mujeres “post” (históricas, humanas, políticas), por que a quien se ha matado (o quien se ha matado) ha sido al Padre, al Gran Discurso.

Carri sorprende y violenta en esta tercera obra, se nota trabajo, reflexión, agudeza y valentía, ya "Los rubios" había presentado bastantes discusiones desde distintas zonas del campo intelectual argentino sometiéndose a devastadoras críticas por parte de la izquierda más clásica, y encontrando, a su vez, distintos aliados. Como sea, se trata en ambas, de obras incómodas, con poca concesión y de difícil acomodamiento. Cuestión difícil de encontrar hoy en día.

Analisis extraido de: http://altamira.cl/lafuga3/criticas/la_rabia/




Tambien pueden encontrar la entrevista a Albertina Carri en: http://altamira.cl/lafuga3/articulos/entrevista_a_albertina_carri/



Filmografia de Albertina Carri como directora: 

No quiero volver a casa (2000)
Excursiones (2001, cortometraje)
Aurora (2001, cortometraje)
Historias de Argentina en vivo (2001, cortometraje)
Barbie también puede eStar triste (2001, cortometraje)
Los rubios (2003)
Fama (2003, cortometraje)
De vuelta (2004, cortometraje)
Geminis (2005)
Urgente (2007)
La rabia (2008)

La pagina de Albertina Carri es: http://www.albertinacarri.com.ar/

Juan Gelman - Lluvia