"Lo que nos sucede no tiene nada de anormal. Superficialmente, se trata de un inocente entretenimiento que, además, se nos brinda de forma gratuita. Esto es aparente porque, en realidad, somos nosotros quienes nos ofrecemos al espectáculo pagando la entrada con lo único realmente valioso que tenemos: nuestro tiempo. Aunque no siempre lo advirtamos, lo que hace a ese tiempo precioso para los dueños del circo es que tiene valor comercial. Nuestro tiempo es lo que se vende con el rating. Pero, así como pocas veces advertimos el importante sacrificio que se nos exige para ingresar a la tienda del circo electrónico, tampoco alcanzamos a comprender en toda su dimensión el profundo impacto que el espectáculo al que hoy asistimos tiene para nuestro futuro colectivo."
Extraido de el libro "La tragedia educativa" Pag 75 y 77
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