O sino tambien aparece en la pagina http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Sartelli
LA MALA CONCIENCIA DE LAS BUENAS PERSONAS. LOS INTELECTUALES KIRCHNERISTAS Y LA MUERTE DE MARIANO FERREYRA
EL AROMO - El Aromo n 57 "¿2012?"
Artículo de Eduardo Sartelli publicado en El Aromo nº 57, noviembre-diciembre de 2010
Eduardo Sartelli
Director del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales
“¿Se busca desestabilizar y perjudicar al gobierno? ¿Se busca sugestionar a las clases medias sobre el creciente caos en que se transforma de modo paulatino la convivencia social? ¿Se busca quebrar la alianza estratégica entre gobierno y CGT? ¿Se busca todo eso junto? Se busca. En el relato de los medios monopólicos, el esquema primario sería algo así como “tanta crispación provoca sangre en las calles”. (…) Esos actores sociales con anclaje en lo popular y democrático, que pueden demandar reivindicaciones de intensidad más o menos razonable o atendible, son, no obstante, “mano de obra tercerizada” de sus reales enemigos de clase.”(1)
“Pedirles que abandonen sus ilusiones, es pedirle que abandonen una condición que exige tener ilusiones.”
Marx
Marx
El párrafo que encabeza este artículo resume, muy sintéticamente pero con mucha precisión, lo que la intelectualidad kirchnerista supo elaborar (si se puede decir así) para despegar al gobierno de lo que es, indudablemente, un crimen político de primera magnitud, protagonizado por tropa adicta. Veremos, en lo que sigue, desfilar a casi toda la intelectualidad “progre” ensuciando a Mariano primero y endiosando a Néstor después, torturando argumentos, mutilando hechos y distrayendo la atención, para no reconocer algo más sencillo: que su gobierno es responsable del crimen.
¿Por qué tanto esfuerzo? ¿Porque se vienen las elecciones y más de uno teme perder la prebenda que le tocó en suerte? No lo creo. No porque no haya en el kirchnerismo, como en todos lados, paniaguados cagatintas que necesitan billetes para agitar banderas, sino porque un porcentaje importante de ellos revista en el campo de las “buenas personas” y ese es, precisamente, el problema. Es su mala conciencia, la contradicción flagrante entre ilusiones insostenibles y la dura realidad, la que arrastra la lógica a conclusiones impúdicas, incluso para ellos mismos. Cuando se llega a ese punto, ya no valen los argumentos, sólo resta apelar a la honestidad intelectual que pueda quedarles, a que se escuchen a sí mismos y a que, de una buena vez, saquen las consecuencias que corresponden.
I. Insultando a la víctima
Ya había sucedido antes, así que la maniobra no puede sorprender a nadie. Lo que sorprende un poco, ya no tanto, es que aquellos que se especializaron en descubrirla en el enemigo, en los “monopolios” y la “derecha”, sean hoy sus principales practicantes. En efecto, citas como las del acápite afirman sencillamente que Mariano era nada más y nada menos que un idiota útil de aquellos a los que se supone que el kirchnerismo combate. En los mismos términos se expresó un cura, Eduardo de
“La izquierda, como siempre, grita, protesta, y se levanta, buscando muertos por los que después “llorar” y reclamar levantando también ellos sus banderas. Obvio: ‘el muerto’ queda allí, en el medio, mientras los impolutos reclaman justicia y exigen que se calme el dolor interminable de los muertos que ellos mismos –quizás– provocaron.” (2)
En la óptica de este verdadero sinvergüenza, los jóvenes del PO, como Mariano, “juegan a la política, antes de tener su próxima tarjeta de American Express y ser gerentes de multinacionales”. Afirmación que no sólo cuestiona la ética del que la escribe, sino también, lamentablemente, la del diario que la publica(3). Pero la línea baja desde la misma presidenta tweetera, que en uno de sus tweets acusó a los compañeros de Mariano de usar su muerte “para que los reincorporen” y a su partido, de estar más preocupado por la prensa que por el joven asesinado. Con un formato más mezquino o más “fraternal”, la idea de que Ferreyra no era un militante político conciente sino un pobre boludo manipulado por todo el mundo, es un argumento compartido por casi todos los intelectuales kirchneristas que aquí examinamos. El tono de condescendencia paternalista con la que “gente grande” exculpa al “pobre chico engañado y/o inexperto” sólo le agrega más miseria a un argumento ya de por sí miserable.
Algunos, demasiado honestos como para negar lo innegable, como Roberto Caballero(4) o Eduardo Anguita, se aferran, todavía, a la ilusión de que el caso no quedará impune y esperan ansiosos el momento, que imaginan inminente, en el que
II. Humo, humo y más humo
Cuando no se sabe qué decir, nunca viene mal una cortina de humo. Tapa, desdibuja, difumina. Cubre la retirada. Los intelectuales kirchneristas han hecho uso y abuso de este recurso. En particular, los de Miradas al Sur. Así, Jorge Giles carga las tintas sobre el “uso político” del cadáver y cuestiona a Pino Solanas por ponerse del lado de Clarín y participar de los almuerzos de Mirta Legrand. No recuerda, parece, las excelentes relaciones del kirchnerismo con el diario hasta el conflicto del campo ni que el propio matrimonio fue invitado especial de la señora, en un almuerzo “a solas”. Eduardo Blaustein, por su parte, destaca el sugestivo silencio del diario de la trompetita en el asunto Kosteki-Santillán y sus ahora “llamativos gritos”, como si eso tuviera algo que ver con el asesinato de Ferreyra.
Luis Bruchstein, en Página/12, sube la apuesta, suscribiendo el argumento más popular por los fanáticos de las cortinas: inviertiendo la lógica de la oposición, que decreta la paternidad intelectual del asesinato en el estilo confrontativo de Kirchner, Bruchtein se la enrostra a los medios, que claman todo el tiempo contra los piqueteros que obstruyen el tránsito. Esas patotas se habrían sentido legitimadas por semejante propaganda, por lo cual actuaron apoyadas en ese clima de opinión: “El hombre que esgrimió la pistola sentía legitimado por ese discurso el odio que le hizo apretar el gatillo. Estaba impidiendo el corte de la vía, estaba poniendo el cuerpo por algo que todos los días reclaman los discursos crispados desde esos medios.” Y, tras cartón, dale nomás a Pino.(6) Alfredo Zaiat, también de Página/12, prefiere ir más lejos, a la herencia del menemismo.(7) El problema de los tercerizados es una rémora neoliberal y el propio Moyano, como el bloqueo a las plantas de Techint pocos días antes del episodio de Barracas lo prueba, fue y es uno de sus principales antagonistas. Zaiat no parece percatarse de que ya hace ocho años que los kirchneristas están en el gobierno, tres más de los que estuvo Alfonsín y casi tantos ya como Menem. También se olvida, como la mayoría, de que Moyano es el jefe de
El Señor del Humo, sin embargo, es Ricardo Forster. Puesto a señalar las causas del problema, enumera:
“Sindicalistas canallas, empresarios explotadores, un sistema que perpetúa la precarización laboral, medios de comunicación que de una manera cínica presentan como héroes y virtuosos a aquellos que, ayer nomás, mostraban como violentos piqueteros que amenazaban la paz social y a los que había que poner un límite. Políticos de la oposición que buscan montarse sobre la muerte de Mariano para engrosar sus posibilidades electorales apelando a una retórica impúdica e hipócrita. Marcas y señales de un momento difícil para la democracia, de un momento que nos recuerda la fragilidad de la que todavía no alcanzamos a salir pese a lo mucho que se viene haciendo desde2003.” (8)
Por supuesto, Pedraza es una basura, pero “Hugo Moyano, con su historia a cuestas (una historia marcada también por los dramas argentinos) no es Pedraza”. Moyano dio la pelea contra el neoliberalismo y Pedraza no. Dicho de otra manera, la oposición circunstancial a un gobierno y el apoyo, no menos circunstancial a otro, alcanzan para borrar la “historia a cuestas”. Es más, salió “a dar la pelea contra el neoliberalismo que traía dentro suyo lo que terminaría por habilitar el asesinato de Mariano: precarización laboral, flexibilización, contratos basura, sobreexplotación, desocupación”. Como si el gobierno Kirchner ya hubiera eliminado tales males. Claro que, cuando llegamos a este punto, empezamos con las excusas. El gobierno tuvo hasta hora uno de “sus grandes logros” en el negarse “a reprimir cualquier protesta social”. Se ve que no se enteró de lo del Casino, del amigo (de Kirchner) Cristóbal López o que no mira la televisión, porque podría haberse enterado de la represión a los estudiantes de Sociales en el Ministerio de educación un par de días antes del episodio de Barracas. Pero no, para él, el gobierno impidió “que las fuerzas policiales fuesen armadas a las movilizaciones”. Es obvio que Forster hace rato no se da una vuelta por el país real… Como parece que alguna culpa le cabe, le adjudica al gobierno “la responsabilidad de una policía federal siempre sospechada”. Puesto en sincero, el pobre Forster no se da cuenta en qué medida va desandando el argumento que esbozó al principio, porque
”También, y en no menor medida, le cabe la responsabilidad de haber permitido la continuidad de prácticas empresariales que se benefician de subsidios estatales para prestar servicios impresentables y paupérrimos al mismo tiempo que hacen pingües negocios con los trabajadores tercerizados a los que sobreexplotan. Le cabe también la responsabilidad de poner en discusión la política de transportes y, fundamentalmente, la de los ferrocarriles, uno de los sectores más dañados por el neoliberalismo de los ‘90 y sobre los que se siguen perpetuando sus grandes beneficiarios (Pedraza entre ellos).”
Otra vez, se le queda siempre en el tintero que en el Belgrano Cargas, el propio Moyano coparticipa de la propiedad a través del Sindicato de camioneros, junto con capitales chinos y dos empresarios a los que muchos intelectuales kirchneristas gustan asociar con el Proceso: Macri y Roggio. Pero bueno, no le pidamos tanto. Cierra su alegato con un tema que se ha puesto de moda en estos días, en los que se supone que tanta gente ha salido a despedir al hombre fuerte muerto súbitamente: el retorno de los jóvenes a la militancia. Parece que Forster no estuvo enla Argentina durante el Argentinazo o que cree que semejante hecho fue protagonizado por gerontes. Parece también no captar que el jóven muerto lo fue por las políticas que él mismo le recrimina al gobierno por no haberlas aplicado.
III. El Nuevo Evangelio según el Escriba Progre
Por uno de esos azares de la historia, la mejor forma de sepultar el cadáver de Mariano resultó ser, por lo menos hasta ahora, taparlo con el del máximo responsable político dela Argentina que manejaba a placer el ahora fallecido Néstor Kirchner. En efecto, la transformación de Néstor en Jesús, que se sacrificó por el género humano, es una maniobra que tiene mucho para dar. Repudiando el hecho de que la muerte no embellece a nadie, la divinización de Kirchner permite reescribir la historia pasada, en tanto un Nuevo Evangelio viene a resignificar todo testamento anterior.
“Sindicalistas canallas, empresarios explotadores, un sistema que perpetúa la precarización laboral, medios de comunicación que de una manera cínica presentan como héroes y virtuosos a aquellos que, ayer nomás, mostraban como violentos piqueteros que amenazaban la paz social y a los que había que poner un límite. Políticos de la oposición que buscan montarse sobre la muerte de Mariano para engrosar sus posibilidades electorales apelando a una retórica impúdica e hipócrita. Marcas y señales de un momento difícil para la democracia, de un momento que nos recuerda la fragilidad de la que todavía no alcanzamos a salir pese a lo mucho que se viene haciendo desde
Por supuesto, Pedraza es una basura, pero “Hugo Moyano, con su historia a cuestas (una historia marcada también por los dramas argentinos) no es Pedraza”. Moyano dio la pelea contra el neoliberalismo y Pedraza no. Dicho de otra manera, la oposición circunstancial a un gobierno y el apoyo, no menos circunstancial a otro, alcanzan para borrar la “historia a cuestas”. Es más, salió “a dar la pelea contra el neoliberalismo que traía dentro suyo lo que terminaría por habilitar el asesinato de Mariano: precarización laboral, flexibilización, contratos basura, sobreexplotación, desocupación”. Como si el gobierno Kirchner ya hubiera eliminado tales males. Claro que, cuando llegamos a este punto, empezamos con las excusas. El gobierno tuvo hasta hora uno de “sus grandes logros” en el negarse “a reprimir cualquier protesta social”. Se ve que no se enteró de lo del Casino, del amigo (de Kirchner) Cristóbal López o que no mira la televisión, porque podría haberse enterado de la represión a los estudiantes de Sociales en el Ministerio de educación un par de días antes del episodio de Barracas. Pero no, para él, el gobierno impidió “que las fuerzas policiales fuesen armadas a las movilizaciones”. Es obvio que Forster hace rato no se da una vuelta por el país real… Como parece que alguna culpa le cabe, le adjudica al gobierno “la responsabilidad de una policía federal siempre sospechada”. Puesto en sincero, el pobre Forster no se da cuenta en qué medida va desandando el argumento que esbozó al principio, porque
”También, y en no menor medida, le cabe la responsabilidad de haber permitido la continuidad de prácticas empresariales que se benefician de subsidios estatales para prestar servicios impresentables y paupérrimos al mismo tiempo que hacen pingües negocios con los trabajadores tercerizados a los que sobreexplotan. Le cabe también la responsabilidad de poner en discusión la política de transportes y, fundamentalmente, la de los ferrocarriles, uno de los sectores más dañados por el neoliberalismo de los ‘90 y sobre los que se siguen perpetuando sus grandes beneficiarios (Pedraza entre ellos).”
Otra vez, se le queda siempre en el tintero que en el Belgrano Cargas, el propio Moyano coparticipa de la propiedad a través del Sindicato de camioneros, junto con capitales chinos y dos empresarios a los que muchos intelectuales kirchneristas gustan asociar con el Proceso: Macri y Roggio. Pero bueno, no le pidamos tanto. Cierra su alegato con un tema que se ha puesto de moda en estos días, en los que se supone que tanta gente ha salido a despedir al hombre fuerte muerto súbitamente: el retorno de los jóvenes a la militancia. Parece que Forster no estuvo en
III. El Nuevo Evangelio según el Escriba Progre
Por uno de esos azares de la historia, la mejor forma de sepultar el cadáver de Mariano resultó ser, por lo menos hasta ahora, taparlo con el del máximo responsable político de
El Nuevo Evangelio también incluye la reconstrucción de la experiencia reciente: Cristina nunca se reunió con Pedraza, ni se puso la gorrita verde, ni elogió su modelo sindical. Por supuesto, no acaba de intervenir
IV. La purificación de los apóstoles
La divinización de Kirchner requiere también de la purificación de sus apóstoles. El escriba colectivo del Nuevo Evangelio acaba de descubrir que Moyano no es Pedraza. Ahora resulta que el pobre Hugo vive bajo cartones en la villa 1-11-14, se asusta cuando ve sangre y acaba de organizar una guerrilla comunista en el Impenetrable. En el Nuevo Evangelio, el camionero se transmuta, sucesivamente, en San Francisco de Asís, Mahatma Gandhi y el Che Guevara. El diligente acólito del nuevo Cristo, se “olvida” de explicar la fortuna personal del hombre que creó una verdadera dinastía familiar sindical. Tampoco se acuerda ya nadie del caso Beroiz.
Entre los redactores más destacados del Nuevo Evangelio se encuentra Horacio Verbitsky quien, recordando el sonado caso de fraude en la sede de Yasky y Micheli, elige lavar a
Párrafo aparte merece en esta exégesis Aritz Recalde. Para el sociólogo que defiende la “sociología del Tercer Mundo”, el crimen fue una maniobra contra el gobierno y
Otro que defiende la burocracia sindical es Julio Godio. Para el historiador del movimiento obrero, la muerte de Mariano es “absurda y cruel”. Sin embargo, “hay que tener la cabeza muy fría para no confundir las cosas. En la manifestación luego del asesinato, se gritó en la calle contra la burocracia sindical. Pero las relaciones con ese aparato sindical permitieron muchos cambios a partir del
IV. El mal menor
Quien mejor ha desarrollado la idea no es otro que el “filósofo” José Pablo Feinmann, en la contratapa de Página/12.(11) No es la primera vez que la expone, aunque no crea que por ello la presentación ha mejorado algo. En este caso, trae a propósito un debate norteamericano sobre republicanos y demócratas y extrae de allí la conclusión de que es mejor alguien que te decepciona antes que un enemigo mortal. Luego, hay que votar a los demócratas antes que a los republicanos. A Feinmann no se le ocurre que Obama perdió precisamente porque la decepción consistió en su política objetivamente republicana. No se le ocurre que Néstor Kirchner perdió las últimas elecciones porque el panorama social en Argentina hoy no es demasiado distinto del menemismo. A renglón seguido ejemplifica con el ERP, demostrando que la sutileza no es lo suyo: como el PRT (al que, para extremar aún más la cosa prefiere reemplazar con su brazo armado) no apoyó a Cámpora, vinieron los milicos. En el camino se olvidó de
Demostrando hasta el hartazgo que la originalidad no es lo suyo, repite todos los lugares comunes sobre el papel de “los medios” en el asesinato de Mariano, sin reparar que lo que dice de ellos también le cabe a los de su gobierno, desde Canal 23 hasta C5N. Ni hablemos de Canal 7, que cada vez que pasa algo importante en el país tiene algún partido de fútbol (“para todos”) que transmitir. La culpa es de la patota sindical, que “se siente autorizada” porque “se sabe parte del Estado”. Del Estado que comanda su adorada presidenta, vale aclarar, ya que Feinmann pretende lo contrario. Según su “opinión”, entonces, en el INDEK los empleados mienten y nunca hubo patoteros; a los obreros del subte no los acosan las patotas; a los del Garraham tampoco; Moyano no sabe lo que es eso porque lo suyo es deambular preocupado por el conurbano como un Jesús de Laferrere, apareciendo en medio de los tumultos a la voz de “No os peguéis, loco…”. Por supuesto, detrás de todo, ¡Duhaaaaldeeee!, con una sábana blanca sobre la cabeza. Luego de considerar que todo el que no es kirchnerista es poco menos que un minusválido ideológico, se pone sentimental: “Compañeros del PO…” Todo para decir que si este gobierno pierde se viene “el enemigo mortal”, o sea ¡Duhaaaaldeeee!, a quien Feinmann no recuerda como el inventor de todo lo que Kirchner hizo en su primer mandato, con sus mismos ministros, incluyendo también al propio Néstor. Por supuesto, el muerto se lo tiraron al gobierno. ¿Quién se lo tiró? ¡Duhaaaaldeeee!, el gran tirador de cuerpos del país, que, de tanto que le gusta, hasta se tiró uno a sí mismo en una cava de Pinamar...
A ver, Feinmann: las patotas son de
V. El pancho y la soja
Desmontó un cuadro, armó una verdadera teleraña judicial, otorgó aumentos nominales, redistribuyó miseria y, sobre todo, cargos públicos y pauta publicitaria. Con eso alcanzó. El resto lo hizo la soja. Es decir, se hubiera producido con cualquier presidente en el gobierno, incluso con De
Ya imagino a algún idiota poniendo cara de astuto y de “con esta te maté”, preguntando por qué no me ocupo de los intelectuales de derecha. ¿No será que yo también estoy, como buen idiota útil, al lado de Alvaro Abós y sus vientos bíblicos(12), de Jorge Fernández Díaz y sus instrucciones para armar un polvorín(13), o de Pepe Eliashev, que aprovecha el asunto para criticar a los obreros de Terrabussi, a los médicos municipales, a los maestros y hasta aquellos gremios que tienen el tupé de pedir la “jubilación a los 50” ? (14) Póngame, lector, donde Ud. quiera, pero lo cierto es que, yo al menos, no espero nada distinto de esa gente. Seré ingenuo, pero de la otra sí. De la otra esperaba un gesto, una palabra, un ¡basta!, un ¡me cansé de la mentira! Algo que Mariano, que no era ningún boludo sino un militante muy consciente y con un conocimiento de la vida social muy superior a la de aquellos que aquí examinanos, había concluido hace mucho, desde que a sus catorce años participó de aquella desgraciada jornada de Puente Pueyrredón.
Esperaba que esa gente tuviera como límite ése que señalaba Forster en el texto que aquí criticamos. “El límite infranqueable es el de la violencia”, dijo alguien que también se pretende filósofo. No parece. Cuando se transforma a la burocracia cegetista en un puntal de la vida civilizada, parece más bien que nos estamos preparando sicológicamente para tolerar cosas peores. No alcanzó con López, ni con Fuentealba. No alcanza con Mariano. Siempre hay algo más. Y es lógico: intelectuales que no ven ninguna relación entre la política kirchnerista, entre su naturaleza de clase, y los 200 chicos muertos de hambre que, con una hipocresía propia de estos tiempos, “denuncia” el propio gobernador (K) de la provincia; intelectuales que no ven allí una violencia superior a cualquier hecho político de la historia argentina, indudablemente ya están lo suficientemente anestesiados para muchas otras cosas. Suele suceder eso con la fracción social a la que pertenecen, la pequeña burguesía. Pedirles que abandonen sus ilusiones sería pedirles que abandonaran una condición que exige tener ilusiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario