“…
cuanto mayores son los medios de expresión, menos cosas se tienen por
decir, cuanto más se solicita la subjetividad, mas anónimo y vacio es el
efecto. Paradoja reforzada aún más por el hecho de que nadie en el
fondo está interesado por esa profusión de expresión, con una excepción
importante: el emisor o el propio creador. Eso es precisamente el
narcicismo, la expresión gratuita, la primacía del acto de comunicación
sobre la naturaleza del comunicado, la indiferencia por los contenidos,
la reabsorción lúdica del sentido, la comunicación sin objetivo ni
público, el emisor convertido en el principal receptor.”
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